miércoles, 30 de julio de 2008

Una sonrisa que arranca las vísceras

Una lagrima sorda cuelga de la cornisa

Cientos de ideas revolotean sin alas

Una mente en blanco suicidada

Un suspiro cansado

Un invierno atarantado

Un pasto seco tirado y pisado

Una sonrisa distinta

Pintada con tinta

Marcada en el árbol de la risa

Con pelo de tiza

Un cuerpo desalmado

Un cuerpo recargado

Un jinete cabalangando hacia el templo desarmado

El grito desesperado

Del vagabundo olvidado

Cuelga de las vigas de un nido seco y pisoteado

“el sueño de los hombres y los pájaros enfermos”

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