Nunca fui un después y nunca fui un antes
A la mañana siguiente desperté con la acidez que me producía no recordarte
Al quinto día quise ver lo que había deshecho
Pero el tiempo aquí se encargo de dejar todos en el techo
No había huellas ni magulladuras
Solo flores secas y ataduras
Solo mantas negras en una noche de abril
Solo vasos vacíos sin rastros de ti
No había sonrisas ni promesas
No había llantos ni destrezas
Solo paños blancos que traslucían el vacío de tu partida
Solo resta esperar el sol de un nuevo día
Con la esperanza de llegar al destino de tu partida.
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